jueves, 18 de agosto de 2016

Peter Handke tenía razón. MIlosevic era inocente.

EL valiente y gran escritor austriaco Peter Handke tenía razón cuando como uno de los pocos, si no el único, de los literatos de lengua germana, defendió a SERBIA cuando era atacada por la NATO y por todo Occidente siendo bombardeada por 78 días...Tuvo la valentía de decir que Milosevic y los SERBIOS eran inocentes de las acusaciones mentirosas y cobardes de las que eran objeto como pretexto para ser atacados y dar un paso más en la destrucción de Yugoslavia. 
Peter Handke.
Peter Handke (Griffen, Carintia, Austria, 6 de diciembre de 1942), escritor austríaco. Es autor de teatro, novela, poesía y ensayo. También es guionista y director de cine.

Wikipedia sobre el escritor.
Trayectoria
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Peter Handke ha estado marcado por la experiencia materna, y de hecho al suicidarse su madre en 1971, escribió su impresionante Desgracia impeorable. Su madre había ido a Berlín a casa de sus suegros, durante la Segunda Guerra Mundial. En 1948, con su marido y sus dos hijos abandonó el sector oriental sin papeles y se instaló en su casa natal en Austria. Sus dos hermanos habían muerto en la guerra durante un combate. Ella los adoraba y transmitió a Handke su admiración: los tres eran de origen esloveno —la población más pobre de Austria, y Carintia es una región fronteriza—, así que Handke aprendió el esloveno, al principio obligatoriamente en la posguerra, luego con gusto y por decisión propia. Más tarde, irá allí muy a menudo (escribirá sobre ese territorio de infancia en La repetición y en muchas obras hasta La noche del Morava) e incluso traducirá a algún escritor esloveno.
Realizó la secundaria en un internado, experiencia que le marcó duramente. Estudió Derecho en Graz, pero en 1965 decidió dedicarse exclusivamente a la literatura, en la lengua paterna. Ya era un gran lector: desde Dickens o Balzac hasta escritores de todas las lenguas; pero él se dirá sobre todo discípulo de Goethe, Adalbert Stifter, Franz Kafka o Ludwig Hohl.

El escritor
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Muy joven, fue conocido por su teatro de vanguardia, especialmente por tres obras de los sesenta: Gaspar, el polémico Insultos al público y la pieza maestra El pupilo quiere ser tutor. En ellas se apreciaba una tendencia hacia el experimentalismo y una gran preocupación por el lenguaje, sus deformaciones, sus imposiciones.
En 1966 escribió su primera novela, Los avispones. En 1970 se instaló en París, en la periferia; su literatura se hizo más temperada y acaso más lúcida. En Carta breve para un largo adiós narra la separación de su mujer, una actriz. Su diario de 1975-1977 pone de manifiesto el aumento de la introspección: El peso del mundo, y asimismo sus anotaciones de Historia de un lápiz. Logró dos importantes premios, el Georg Büchner, 1973, y el Franz Kafka, 1975.
Hizo un viaje que fue decisivo en su mirada al norte de los Estados Unidos (para él América es clave para todos),[1] que se tradujo en su relato Lento regreso, de 1979. Desde entonces inicia una experiencia narrativa muy personal, extraña y arriesgada, que continuó en los años sucesivos con La doctrina del Sainte-Victoire, Por los pueblos, Historia de niños. En los noventa escribió una serie de obras muy breves y meditativas: Ensayo sobre el juke-box, La ausencia, Ensayo sobre el día logrado.
Ya de joven escribió ensayos polémicos, Soy un habitante de la torre de marfil, 1972,[2] o Cuando desear todavía era útil, 1974,[3] con críticas a la arquitectura fría y lejana de La Défense, en París.
Regresó a Austria, estuvo unos años en Salzburgo, denunció con valentía el aumento de la extrema derecha; decidió irse de allí cuando la prensa difundió que Kurt Waldheim, su presidente, había sido oficial nazi, pero no logró su dimisión. Por esos años había escrito sobre el auge temprano de aquel extremismo en su país (El chino del dolor), que pronto logró el poder en Viena, ante la inquietud europea. Volvió a Francia, donde vive actualmente, pero no sin realizar a menudo viajes por todo el mundo, muchas veces a pie; en particular, ha recorrido buena parte de España, como se pone de manifiesto en sus extensas novelas del último período.
Durante las guerras balcánicas de la década de 1990 se opuso a los ataques de la OTAN, inclueyndo los alemanes, sobre Belgrado en 1999; de seguro tenía en cuenta los bombardeos nazis a esa capital y la impunidad de muchos croatas, que colaboraron en la destrucción de los judíos en toda la zona. Ello le valió ser considerado como partidario de la causa serbia, extremo que él ha matizado radicalmente: sería la suya una negativa a la criminalización de un pueblo, y habría que castigar, afirmaba, a todos o a ninguno.[4] La presencia de Yugoslavia le había parecido siempre una "Europa posible" como amalgama cultural, y sin embargo se había hecho pedazos.
Por ese mismo motivo, hubo una campaña en 2006 contra él cuando le fue concedido el Premio Heine; el alcalde de Düsseldorf, donde fue premiado por un jurado, denunció esa 'caza de brujas'; y Handke renunció al fin, no sin resaltar que podría visitar la tumba de Heine en París, cerca de donde vive, con plena tranquilidad. Fue defendido por novelistas, cineastas y directores teatrales: Elfriede Jelinek, Wim Wenders, Emir Kusturica, Patrick Modiano, Paul Nizon, Bulle Ogier y Luc Bondy.
Un viaje de invierno a los ríos Danubio, Save, Morava y Drina, o justicia para Serbia, de 1996, se refiere a esos hechos tan manipulados y recientemente en Die Kuckucke von Velika Hoca, 2009, vida de un serbio de Kosovo, e Immer noch Stur, pieza teatral sobre la lucha de Eslovenia contra Hitler en 1945. Pero al fin logró en 2014, el Premio Ibsen.
Su reciente y largo libro La noche del Morava, de 2008, es el relato inclasificable de todo un viaje circular, entre real e imaginario, por los Balcanes, España, sur de Alemania, Austria y de nuevo los Balcanes, donde resume todas sus obsesiones.
El crítico Ignacio Echevarría escribió en 2012 sobre esa desinformación sobre el autor y sus denuncias: "La causa de Handke no es la de Serbia. Ni siquiera es la del pueblo serbio, con el que se solidariza. Es la de quien –como Karl Kraus hace ya tiempo, como Rafael Sánchez Ferlosio ahora mismo– reconoce en la guerra 'el veneno de las palabras' e impugna la perversa alianza del periodismo y de las bombas, consumada en nombre de la Humanidad".[5]

Resonancia de su obra
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Como director de cine, Handke ha realizado La mujer zurda y La ausencia. También ha colaborado como guionista con su amigo Wim Wenders, así en El miedo del portero ante el penalty, en Falso movimiento o en Cielo sobre Berlín.
Ha realizado importantes traducciones: Adonis, Esquilo, Dimitri T. Analis, Bruno Bayen, Emmanuel Bove, René Char, Jean Genet, Georges-Arthur Goldschmidt (su traductor al frnacés), Julien Green, Gustav Januš, Florjan Lipuš, Patrick Modiano, Walker Percy, Francis Ponge, William Shakespeare, Sófocles.
Es un autor bien conocido en español por su obra literaria. Pero no se han traducido importantes recopilaciones de artículos: Das Ende des Flanierens (Fráncfort, Suhrkamp, 1980), colección de ensayos sobre Franz Kafka, Ludwig Hohl, Hermann Lenz, Alfred Kolleritsch y Patricia Highsmith, entre otros; Mündliches und Schriftliches apuntes de 2002, o Gestern unterwegs, de 2007. Pero esto ha sido paliado en parte con la selección Lento en la sombra, 2012

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