Aucanquilcha
La subida al volcán fue como una escena de la película "El salario del miedo." La noche anterior habíamos tomado alcohol de caña con mi amigo Tejerina. El era chofer de la mina, como otros ,también asilado y perseguido por el régimen de Barrientos. Esa mañana subiríamos con el camión cargado de dinamita por la huella del volcán, un camino de calamina donde apenas pasaba el vehículo, en cualquier momento podía producirse un desprendimiento de tierra para caer a un precipicio profundo. La mina era la mas alta del mundo explotaba azufre, también a sus trabajadores. Donde el sistema de las camas calientes de las minas del carbón, eran cosa natural, donde tu salario ganado en días y noches de brutal trabajo era recogido por la pulpería con ganancias y no era extraño que quedaras en deuda con la compañia que lo descontaria en el mes siguiente. Trabajabas con una ropa gruesa de franjas a rayas negro amarillas que mas te hacían parecer presidario que minero. En ese ambiente habíamos organizado un núcleo de trabajo político y ya nos movíamos ilegalmente en la frontera pasando de un lado al otro de Oyahue. Ese día me entrevistaría con Severino, quién me entregaría el contacto en Oruro , mi próximo destino. Había pasado una vez la frontera en un tren de carga pero esta vez seria el paso a pié. Nos reunimos en el Club Uyuni, una pieza pequeña con seis literas donde dormían seis trabajadores de noche y otros seis del turno de día. Eso eran las camas calientes. No alcanzaba a enfriarse cuando ya estaban ocupadas por el siguiente turno. En una esquina una estufa que calentaba a yareta, hervíamos la ropa para desparasitarla junto con temperar el frió inclemente de esas alturas. Me entregaron las instrucciones y al día siguiente bajé muy temprano con una botella de agua, un pan y una frazada. Debería atravesar un salar, acercarme al primer puesto fronterizo Boliviano, Chiguana, y seguir de largo hasta río negro donde tomaría al día siguiente el tren de Antofagasta a Uyuni primera ciudad fronteriza Boliviana. Caminar un día entero por un salar es tarea difícil, lo haces sobre costras de sal que al pisarlas se resquebrajan y no pisas nunca plano, siempre corriendo el riesgo de lastimarte los tobillos. La sal del ambiente te llega a la cara, luego se empiezan a llagar los labios hasta sangrar, encuentras posas de agua cristalina que al querer tomarla te queman los labios por ser salitrosa, la sensación de sed con cada hora aumenta al cuadrado de lo que seria normal y tenderte a descansar puede terminar con la muerte por des hidratación abrazado por un sol poco amigo. En esas condiciones no es nada de raro que encuentres tumbas en tu camino. Caminantes que no llegaron a su destino y una mano piadosa los cubrió con costras de salitre quedando momificados. Cuando llegó la tarde me fui acercando en dirección por donde pasaría la linea del tren, seria mi guia de noche para caminar sin perderme hasta el destino. El frío en la altura, en desiertos y salares no se lo doy a nadie y si no estas equipado como era mi caso, significaba la ruleta rusa ni mas ni menos. En aquellos años aún la frontera no había sido minada, lo que hoy en día haría mas difícil sobrevivir esas caminatas. Así fue como a una hora avanzada de la noche en las sombras distinguí un caserío, ya no podía más, solo quería agua y descansar. Golpee la primera puerta que encontré. Cual no seria mi sorpresa cuando veo la cara conocida del carabinero Boliviano que nos había controlado en nuestro paso anterior en el tren de carga. Creo que esa vez lo convencí que era Cruceño Boliviano, que había perdido mis papeles en chile. Hoy no estoy seguro de ello. El tipo se compadeció con mi apariencia y sin preguntarme nada me trajo agua. Negociamos el paso al pagar un "Derecho a pasaporte". No era más que una coima barata que estaba en condiciones de solventar. Al día siguiente esperaría el tren de antofagasta, me subiría a el y seguiría mi viaje hasta Oruro, la sastreria don Pepe era mi siguiente escala. Las intenciones de integrarme a la guerrilla de Ñancahuazú no se hizo posible. Posteriormente tratamos de iniciar una operación de distracción en el altiplano froterizo pero Juan Lechín, destacado dirigente sindical Boliviano, en esos momentos asilado en Chile no apoyo las proposiciones que se le hizo. Es conocida su posición crítica a la internacionalización de la guerrilla Boliviana.
Anteriormente ya me había entrenado en la caminata del desierto. Fue un tramo desde Calama a San Pedro de Conchi pero esta vez no habría desayuno de truchas en el desierto, esta vez fue la dura
Georg Jovanovic
Parcela 13 a 3 Angostura. CHILE
Am Rosemberg 1-1-1 Wien 1130 AUSTRIA
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