Las truchas del desierto.
Me quedaron grabadas en la memoria las truchas que un día comí en el desierto de Atacama, el más árido del mundo, camino a Aucanquilcha, La mina mas alta en la cordillera de los Andes en el norte de Chile,sobre los 6000 metros de altura. Fue una caminata agotadora,con los labios partidos, sangrantes por la sed, caminé paralelo al rio Loa , los acantilados profundos y a pique no te permiten llegar al agua. Doble suplicio, la sed por un lado y el ruido del líquido vital que corre en la profundidad de la quebrada, serpenteante y fresca sin poder tomarla, por la profundidad del acantiládo. . Nuestro destino seria la mina que estaba en la frontera con Bolivia, en el pueblo fronterizo de Ollague. Después de un día de caminata con un sol abrazador, tenias que enfrentar los fríos gélidos de las noches del desierto. Así, agotado, sin saber si sobrevives esas caminatas, muchas veces te encuentras con tumbas de gente muerta en el desierto o los salares. Aquellas tumbas están a flor de tierra tapadas con costras de sal y piedras que algún caminante pone a su paso, pensando si ese será el mismo destino que correrá su aventura antes de llegar a destino . Un día ya entrada la noche, con el frió calando los huesos, en medio de la oscuridad de la noche, vimos un par de casas a orilla de una linea de tren. Golpeamos a una puerta.Salió un pampino grande, quién sin preguntar palabra nos llevó a una casa de barro deshabitada y descansamos plácidamente. De mañana, golpearon la puerta y invitaron a tomar desayuno en el desierto. Después de preguntar hacia donde dirigía mis pasos y sin mucha charla, nos sirvieron un café, pan amasado y truchas fritas recién pescadas en el Rio Loa. Esa es solidaridad pampina,hermandad del desierto...No hay ningún Scheratón que pueda servir un desayuno mas exquisito que aquel que un día tomamos en el desierto.....
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