Según destacó Alexander Bartosh, director del Centro informativo de asuntos de seguridad internacional, en enero de este año,el término “guerra híbrida” se aplica a una gran variedad de circunstancias e intenciones hostiles. Desde la ciberguerra, los conflictos asimétricos de baja intensidad, el terrorismo global, la piratería, la inmigración ilegal, la corrupción, los conflictos étnicos y religiosos, los retos demográficos hasta el crimen organizado transnacional y la proliferación de armas de destrucción masiva.
Estas nuevos riesgos son motivo de preocupación de los militares rusos desde años. Con la llegada del nuevo ministro de defensa Serguéi Shoigú la institución empezó a priorizar las nuevas formas de defensa y elaboró un complejo programa para oponerse a las amenazas externas.
A mediados de octubre de 2014 el servicio de prensa del Ministerio de Defensa publicó las palabras de Serguéi Shoigu sobre un posible conflicto con la OTAN y las amenazas externas: “Hoy en día no hay ni un foco de tensión donde no estén los militares estadounidenses.
Es más, al finalizar las misiones para 'promover la democracia' estas regiones han quedado sometidas a un verdadero caos. Los ejemplos son conocidos: Irak, Libia, Afganistán y ahora Siria. Incluso en los trágicos sucesos de Ucrania no faltó la tutoría abierta de representantes pertenecientes al grupo operativo del comando central del Ejército de EE UU”.
En busca de obtener una posición ventajosa, EEUU y la OTAN se apresuran a acusar a Rusia de realizar la guerra híbrida en Ucrania y Crimea. El pasado 5 de marzo, el vicesecretario general de la OTAN, Alexander Vershbow, declaró ante los representantes en política exterior y seguridad de los países de la UE la disposición de la OTAN para llevar a cabo una guerra híbrida con Rusia. Según Vershbow, la respuesta de la OTAN y la UE a tales amenazas tiene que incluir instrumentos de lucha “duros y suaves”, que se complementen mutuamente.
Al principio de la guerra híbrida tiene lugar un ataque informativo, que puede durar entre cinco y diez años. En esta etapa se forma un movimiento de oposición compuesto por jóvenes con valores occidentales. Después se ejerce presión externa mediante instrumentos económicos. Así se prepara el terreno para una revolución “de color” y el cambio de régimen. Normalmente el uso de métodos militares es mínimo o se realiza a través de ataques a distancia, es decir, sin recurrir a tropas terrestres.
La elaboración de esta estrategia de guerra es nueva en de la historia de la humanidad, ya que la quienes la diseñan son los políticos y economistas, y no los militares. El país que utiliza la guerra híbrida sufre pérdidas mínimas y con el tiempo deja de tener costes financieros, trasladando los gastos al propio país atacado y al mismo tiempo conservando las vidas de sus soldados, lo que permite evitar manifestaciones de la población.
“Si se toman en cuenta tres aspectos de la realización de la guerra híbrida: el económico, el informativo y el militar, Rusia está preparada para combatirla en dos ámbitos”, dijo a RBTH Mijaíl Timoshenko, experto militar independiente y antiguo coronel.
“Económicamente es difícil reprimirnos, porque tenemos una amplia experiencia de supervivencia del período soviético, cuando el bloqueo era mucho más fuerte. En el ámbito militar Rusia también se ha adaptado a las condiciones modernas y es capaz de resolver problemas en las localidades fronterizas. El escudo nuclear y los sistemas modernos de defensa siguen siendo eficaces.
La gestión informática permanece como punto débil de una guerra híbrida. Heredamos este retraso de la URSS y también hay que tener en cuenta la barrera de idioma. Todo el mundo habla inglés y cada vez menos países usan el ruso. En condiciones del crecimiento del papel de las redes sociales, Occidente tiene una ventaja evidente. Pero como el campo informativo a menudo depende del económico, la seguridad de Rusia dependerá de los éxitos de nuestra economía”.
Uno de los instrumentos claves de la lucha contra las guerras híbridas en Rusia es el Centro Nacional de Gestión para la Defensa, creado en 2014. Se trata de una nueva institución de monitoreo, análisis y reacción operativa ante las posibles amenazas a la seguridad nacional. En caso de una amenaza militar, la administración del país puede coordinar su trabajo con los militares y otras entidades de las fuerzas del orden público en la sede del Centro. Anteriormente este nivel de funcionamiento era imposible.
La gestión informática del Centro permite pronosticar diferentes soluciones a cualquiera de las situaciones de crisis, coordinarlas la seguridad y definir si representan una amenaza para Rusia.
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