Pasados a mierda
Un relató de mi libro "Navegando en la vida"
La verdad que no recuerdo si este relato salió publicado, porque el editor saco muchas crónicas. Dijo, para no desperfilarme...jejeje...La verdad que mi perfil es griego eslavo y lo vivido y bailado ahí se queda, no me lo quita nadie.
Siendo pescador artesanal hace muchos años ya en Iquique, cuando los tiempos de la pesca eran de bonanza y bajas, había que parar la hoya de alguna manera. Algunos pescadores con suerte les salía un matute . Recoger en alta mar televisores y Whisky para dejar en alguna caleta donde un camión los recibía en el mayor secreto y desaparecía en el comercio informal.
Uno de esos días añorando la albacora y esperando que cayera algo, llegaron un par de individuos a la caleta Guardia Marina Riquelme a hablar con el patrón de la lancha María Eugenia, el finado Bolados. Ya era hora que algo sucediera. Mi compinche pistola, era el hoy Capitán Alejandro Barros, viejo lobo de mar y conocedor de los canales del sur, domador de tempestades. Bueno, esos años éramos solo pistolas. Así se les llamaba a los que comienzan en las tareas de pesca como ayudantes y pasábamos por un tiempo faltos de cazuelas. Venían a proponernos un negocio y con el la salvación de los malos momentos que atravesamos.
La proposición era llevar a nuestros pasajeros a unas rocas aisladas como islas, entre Iquique y Arica.. Los debíamos dejar arriba de las rocas con sacos y sus raciones de agua, pan y cebollas. Era algo muy arriesgado para los hombres pero eran tiempos en que la audacia mandaba. Después supimos les decían gatos. Gatos por lo difícil que es estar encaramándose a las rocas para hacer la tarea que consistía en llenar sacos con guano. El guano pertenecía a un monopolio que era SOQUIMICH....así que era ilegal...bueno, la necesidad tiene cara de hambre y el mar dijo alguien, es ancho y ajeno. Pusimos motor en marcha y partimos rumbo al norte. Los amigos nos dijeron el punto del litoral donde querían que los dejáramos y nos pidieron que en tres días los recogiéramos. La faena no era fácil., dejarlos en las rocas. La lancha que era muy grande para acercarla sin correr riesgo. Debía, quedar fondeada en un punto de la bahía y nosotros con un bote a remo, acercarnos a las rocas, cuidando de no ser estrellados por el mar y sucumbir en la faena...Una vez terminada la faena que demoró su tiempo, dejamos a nuestros contratistas en las rocas y enfilamos proa de vuelta a Iquique. Esperamos los tres días acordados y nuevamente partimos al norte en busca de los gatos. Cuando nuestro bote se acercó a las rocas, empezó la faena de cargar con una cuerda, uno a uno los sacos que eso días fueron llenados de guano...la marea hacía que tuviéramos que bogar con maestría alejándonos o acercándonos a las rocas mientras nos deslizaban los sacos....Así demoramos un par de horas hasta llevar toda la carga de guano a la lancha. Una vez listos el patrón mando subir ancla y enfiló rumbo al norte con dirección a Arica. De noche llegamos a la bahía y fuimos llevando en el bote a la playa la carga de sacos de guano que una camioneta esperaba para llevar al valle de Azapa, donde serían comercializados con los agricultores de la zona, ávidos del abono conquistado en una guerra a Peru y bolivia y que para nosotros era solo un salva vidas ....Cuando aclaró ya habíamos terminado y nos dedicamos a lavar el guano de cubierta y de todos los rincones que había invadido la mierda de pájaros....Nosotros también tuvimos que darnos un baño de agua de mar hasta que llegaron los gatos con el dinero de la venta del guano....no fue mal negocio. Nos salvo, y por unos días pudimos engañar al mal tiempo con buena cara...A falta de pescados buena es la mierda de pájaros...de alguna manera había que salvarse, aunque fuera a Costa de SOQUIMICH.............
PD: Esta no es literatura, es mi vida.
Un relató de mi libro "Navegando en la vida"
La verdad que no recuerdo si este relato salió publicado, porque el editor saco muchas crónicas. Dijo, para no desperfilarme...jejeje...La verdad que mi perfil es griego eslavo y lo vivido y bailado ahí se queda, no me lo quita nadie.
Siendo pescador artesanal hace muchos años ya en Iquique, cuando los tiempos de la pesca eran de bonanza y bajas, había que parar la hoya de alguna manera. Algunos pescadores con suerte les salía un matute . Recoger en alta mar televisores y Whisky para dejar en alguna caleta donde un camión los recibía en el mayor secreto y desaparecía en el comercio informal.
Uno de esos días añorando la albacora y esperando que cayera algo, llegaron un par de individuos a la caleta Guardia Marina Riquelme a hablar con el patrón de la lancha María Eugenia, el finado Bolados. Ya era hora que algo sucediera. Mi compinche pistola, era el hoy Capitán Alejandro Barros, viejo lobo de mar y conocedor de los canales del sur, domador de tempestades. Bueno, esos años éramos solo pistolas. Así se les llamaba a los que comienzan en las tareas de pesca como ayudantes y pasábamos por un tiempo faltos de cazuelas. Venían a proponernos un negocio y con el la salvación de los malos momentos que atravesamos.
La proposición era llevar a nuestros pasajeros a unas rocas aisladas como islas, entre Iquique y Arica.. Los debíamos dejar arriba de las rocas con sacos y sus raciones de agua, pan y cebollas. Era algo muy arriesgado para los hombres pero eran tiempos en que la audacia mandaba. Después supimos les decían gatos. Gatos por lo difícil que es estar encaramándose a las rocas para hacer la tarea que consistía en llenar sacos con guano. El guano pertenecía a un monopolio que era SOQUIMICH....así que era ilegal...bueno, la necesidad tiene cara de hambre y el mar dijo alguien, es ancho y ajeno. Pusimos motor en marcha y partimos rumbo al norte. Los amigos nos dijeron el punto del litoral donde querían que los dejáramos y nos pidieron que en tres días los recogiéramos. La faena no era fácil., dejarlos en las rocas. La lancha que era muy grande para acercarla sin correr riesgo. Debía, quedar fondeada en un punto de la bahía y nosotros con un bote a remo, acercarnos a las rocas, cuidando de no ser estrellados por el mar y sucumbir en la faena...Una vez terminada la faena que demoró su tiempo, dejamos a nuestros contratistas en las rocas y enfilamos proa de vuelta a Iquique. Esperamos los tres días acordados y nuevamente partimos al norte en busca de los gatos. Cuando nuestro bote se acercó a las rocas, empezó la faena de cargar con una cuerda, uno a uno los sacos que eso días fueron llenados de guano...la marea hacía que tuviéramos que bogar con maestría alejándonos o acercándonos a las rocas mientras nos deslizaban los sacos....Así demoramos un par de horas hasta llevar toda la carga de guano a la lancha. Una vez listos el patrón mando subir ancla y enfiló rumbo al norte con dirección a Arica. De noche llegamos a la bahía y fuimos llevando en el bote a la playa la carga de sacos de guano que una camioneta esperaba para llevar al valle de Azapa, donde serían comercializados con los agricultores de la zona, ávidos del abono conquistado en una guerra a Peru y bolivia y que para nosotros era solo un salva vidas ....Cuando aclaró ya habíamos terminado y nos dedicamos a lavar el guano de cubierta y de todos los rincones que había invadido la mierda de pájaros....Nosotros también tuvimos que darnos un baño de agua de mar hasta que llegaron los gatos con el dinero de la venta del guano....no fue mal negocio. Nos salvo, y por unos días pudimos engañar al mal tiempo con buena cara...A falta de pescados buena es la mierda de pájaros...de alguna manera había que salvarse, aunque fuera a Costa de SOQUIMICH.............
PD: Esta no es literatura, es mi vida.
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