Le debía un comentario a mi amigo y compañero George Jovanovic Semikos Beni, quien este año publicó sus testimonios en “Navegando en la Vida” (Colección Memorial Rojo y Negro, Ediciones Caballo de Mar, 2013).
No hay en el libro de George ánimo de egoísmos, vanidad o devaneos egocéntricos, como suelen darse en mayor o menor medida (justificada o no), en buena parte de crónicas autobiográficas. Acá hay un costal de vivencias que, en caso alguno, pretenden develar a un héroe. Es sólo y sencillamente, las experiencias de un hombre más, de un chileno más, de un austriaco más; de sus andanzas y conversaciones con los soldados venidos de Angola, de sus huidas en Bolivia, en Chile. Experiencias de un sobreviviente, retratos de sufrimiento, de valentía y de la constante compañía del miedo que acompaño a tantos después del 11 de septiembre de 1973.
No hay odiosidades acá. Quien quiera buscar resquemores no los encontrará en sus relatos. Es una vida vivida. Aparte de la cruda realidad, hay relatos sabroso humor; un niño inquieto, problemático, pirómano en el Santiago antiguo; un marinero de siempre, un contrabandista, un luchador y un soñador por defecto.
Santiago; en alguna parte Noruega; Serbia, cruzando Hungría; entrando y saliendo de Bolivia…Cuba; Venecia; eternamente en su Angostura, Chile…con sus perros y su recuerdos del terremoto. Ahora con sus flores y plantas en Viena… ¿sabrá George a dónde diablos pertenece?...lo dudo.
Ya no es con un fusil en las manos, pero continúa siempre con su lucha tras el teclado de un computador… “…Todas las vertientes revolucionarias y ejemplos de lucha nos enseñan. Ningún ejemplo es despreciable y cualquier acción por pequeña que sea, es una conciencia que avanza y va dejando su huella…”
Tuve la suerte de recibir un original sin corregir del libro mucho antes de que saliera a circulación, y tiene, George lo sabe, un valor incalculable para mí. Bromeaba al enviármelo, con la nula posibilidad de ganar un “Cervantes”…creo que no importará querido amigo, el verdadero premio, te lo ganaste hace muchos años. Disfrútalo.
Gracias amigo Gonzalo por tus amables letras. Como vez sigo en la aventura de dar la palabra a mis fantasmas que no me dejan y vuelven a la vida cada vez que los recuerdos pujan por volver a nacer.
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