sábado, 25 de octubre de 2014

Olga Semikos. Apuntes para mi libro "El testamento"




Olga Semikos.
Nació un día 24 del helado invierno en Noviembre de 1926. Padre Grigorije Semikos y madre, Marija Piljucik. El lugar de nacimiento fue un pueblito al sur este de Belgrado, Ljubicevo, Pozarevac. Conocido 
por sus criaderos de caballos, que un día libero del dominio turco el príncipe Milos en 1860. Convirtio en lugar de crianzas de caballos, regimientos de caballería y lugar de juegos ecuestres. Nada de raro que mis abuelos lo eligieran para vivir siendo ellos de origen Cosaco.
Como llegaron a los Balcanes mis abuelos maternos y su participación en guerras y revoluciones puede ser una historia que bien la relata en sus orígenes el Gran Premio Nobel de literatura M. Sholojov en "El Don apacible" Los cosacos como toda la sociedad rusa se dividieron para la revolución de 1917 y parte de mi familia toma partido en la contienda civil, primero en el bando zarista contra los Bolcheviques y después en la segunda guerra al lado de Alemania Nazi.
Los generales Piotr Krasnov y Andréi Shkuró formaban parte de " La Unión Militar Rusa”, un ejército formado por los cosacos que se replegaron procedentes de la Guerra Civil Rusa que estalló en 1917. Las huestes cosacas formaron una importante oposición armada ante el gobierno bolchevique, pero León Trotski impuso la 'descosaquización', una serie de políticas represivas contra los cosacos y éstos, especialmente los del Don y Kubán, emigraron de Rusia con destino a los Balcanes.
En pleno ataque a la Unión Soviética, Dos generales cosacos, pidieron luchar con las fuerzas del Eje para combatir al Ejército Rojo. Poco después, se creó la primera división cosaca, compuesta principalmente por prisioneros de guerra soviéticos capturados por las fuerzas de la Wehrmacht.
En 1944, un decreto especial nombraba al general Shkuró jefe de la reserva de tropas cosacas bajo el Estado Mayor de las SS.
En la recta final del conflicto, la primera división cosaca pasó a formar parte de las Waffen-SS, algo que se les recordaría en Moscú.
En la famosa conferencia de Yalta a comienzos de febrero de 1945 se trató el futuro de los cosacos que se pasaron a las filas nazis. En principio, los emigrados de la Revolución bolchevique no tenían por qué figurar en la lista de repatriados soviéticos, pero Stalin aseguró a Winston Churchill que éstos se emplearon con gran ferocidad contra el Ejército Rojo, especialmente la división de cosacos tártaros.
El general Krasnov, junto a otros líderes cosacos, pidió a Hitler, un año antes de la reunión de Yalta, que los enviara a la localidad de Carnia, en los Alpes italianos, donde se asentaron mediante las típicas stanitsas o campamentos cosacos fortificados. Allí cometieron numerosas atrocidades contra la población local y fueron expulsados por las tropas italianas hacia Austria.
Una vez en territorio austriaco, estos se instalaron en Lienz
No hay cifras exactas del total de cosacos y colaboradores nazis repatriados a Moscú. Según algunas fuentes se llegaron a enviar 22.500 hasta el verano de 1945. Sin embargo, una de las más fiables es la de Nikolái Tolstói, uno de los primos del genio Lev Tolstói, que cita directamente un telegrama del militar británico Harold Alexander, en el que pide directrices para las disposiciones finales de “50.000 cosacos, entre ellos 11.000 mujeres, niños y ancianos" entre esos niños estaban mi abuela Marija, mis tíos Katerina y Alexei. El abuelo se había suicidado. Por muchos años mi madre no supo de la suerte que habían corrido y solo intuyo que parte de su familia había quedado posiblemente con vida. Olga mi madre había trabajado durante ese tiempo entre Alemania y Austria como traductora de Alemán, Ruso y Serbio. Y su hermana Claudia estaba en un internado de donde fue rescatada después de la guerra por mis padres y enviada a EE.UU como una niña en custodia de una familia Norte Americana. con el tiempo fue profesora del idioma Ruso de la universidad de Berkeley en California. Un hijo del general Krasnov, oficial del ejército chileno, cumple condena en Ese país actualmente, por delitos de asesinatos y torturas contra partidarios del gobierno de Salvador Allende
Los generales Krasnov y Shkuró fueron encarcelados en la prisión moscovita de Lefortovo, en espera de juicio. Ambos fueron encontrados culpables junto a Timoféi Domanov y Helmuth von Pannwitz por el Colegio Militar de la Corte Suprema de la Unión Soviética que castigaba “a los criminales nazis responsables de los asesinatos y torturas de civiles y prisioneros soviéticos del Ejército Rojo por espías y traidores del pueblo”. Fueron ahorcados en público en Moscú el 17 de enero de 1947.
Muchos otros cosacos lograron huir, otros se suicidaron como fue el caso de mi abuelo, otros adoptando distintas nacionalidades y mantuvieron su identidad en secreto hasta la disolución de la Unión Soviética en 1991.
Sin embargo, antes de que eso ocurriera, Nikita Jrushchov, en plena desestalinización, decretó una amnistía parcial el 27 de marzo de 1953 que se extendió hasta el 17 de septiembre de 1955.
Así fue como un día Olga Semikos y Sinke Jovanovic, ambos participantes en bandos opuestos de esa guerra, encaminaron sus pasos hasta un alto en el camino y se unieron para seguir otro trecho hasta Chile, que los recibiría en Valparaiso bajando de la MN Marco Polo, con liviano equipaje y con un hijo pequeño, un día de 1949
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