miércoles, 15 de octubre de 2014

De mi libro "El testamento" De Génova a Valparaiso.


Un día con un precario equipaje comenzó el cruce de los Alpes, el viaje al puerto de Génova, al lugar de nacimiento de Cristofolo Colombo el conocido marino, dicen que descubridor de América, donde abordaríamos un crucero con el nombre de otro famoso viajero, Marcó Polo. La Moto Nave Marcó Polo pertenecía a la compañía Italia,  Societa di Navigazione (Génova)de 8,949 Toneladas Métricas, 147.90 metros de eslora y 18.90 metros de manga. Para 526 pasajeros. Botado en 1942 como Nicolo Giani, fue bombardeado por los Alemanes en Génova en 1944, y reflotado en 1946 como Marco Polo. Hacia frecuentes viajes de Italia a Brasil y Argentina; sirvió viajes a América hasta 1964 y después deshuesado.
Fue un mes de navegación que no recuerdo. De oídas se que fue muy difícil, con pastas, llantos y mareos. Agreguemos que la primera salida desde el puerto de Marsella había sido suspendida por encontrarme enfermo de peste cristal, lo que llevó a declarar en cuarentena al grupo que compartíamos esa salida.
Llegamos un día impreciso del invierno de 1949 a Valparaíso, puerto principal de Chile, el soñado "paraíso" que nos traería paz y prosperidad, alejado de un continente de guerras. Nos recibía un día frío y un pueblo que miraba con curiosidad a esa gente rara que llegaba de tierras lejanas y costumbres extrañas. Eran años del presidente de Chile Gonzales Videla. Una presidencia que duro de 1946 a 1952, comienzo de la guerra fría, la ley maldita, llamada así por la persecución a los militantes del Partido comunista de Chile, exilio de Pablo Neruda, y relegaciones en el campo de concentración de Pisagua de sus militantes. Santiago se convulsionaba con "La revuelta de la chaucha" un tremendo levantamiento popular por el alzas del pasaje del trasporte. El sistema de sustitución de importaciones que durante el gobierno de Pdro Aguirre Cerda había creado una incipiente industria nacional, forzados de alguna manera por la conversión de las industrias Norteamericana o europea en industrias de guerra para la guerra, ya a fines de los cuarenta
entraba en su fase de agotamiento, empezaba una fuerte inflación, con luchas y persecución al sindicalismo.
La década de 1950 también estuvo marcada por el apogeo del mambo, el chachachá y otros ritmos Afro cubanos. Las radios hacían escuchar programas entretenidos con música de grupos de moda por la época como el director Xavier Cugat en 1949 y Dámaso Pérez Prado en 1953, fueron referencia directa para Agrupaciones como Los Peniques, Los Caribes, la Orquesta Huambaly.
Por las calles de Santiago circulaban aún los "carros" tranvías que llenaban mis oídos de niño con un rechinar sobre rieles y sonidos de campanas que daban vida a grandes fantasías en mi mente de Quintin el aventurero.  Cada vez que subía en esos asientos de madera, miraba con impaciencia como mis piernas colgaban sin tocar el suelo, mientras la gente adulta tocaba con sus zapatos el piso, condición necesaria para ser adulto. A esa edad quería ser luego mayor, lo que con el tiempo fue cambiando, hasta preferir quedar niño y resistirme pasar de kindergarten a primer año de colegio.

Ya no quería crecer.

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